Letur esta situado a unos 720 m. sobre el nivel del mar, con una superficie de 262,42 Km2. Cuenta con tres pedanías, La Dehesa de Iznar y La Fuente de la Sabina, con varios caseríos y cortijos diseminados y La Abejuela.

 

La Dehesa, hacia el oeste, limita con Yeste, está situada a unos 12 Km. de Letur, rodeada de bellos parajes con abundancia de olivos, almendros y una importante vega regada por varios nacimientos de agua; en el caserío de Las Casicas, se encuentran los restos de un castillo fortificado que controlaba todo el lugar; también son de interés varios molinos harineros como el de Ceniches o Las Casas.

 

La Fuente de la Sabina, hacia el sur, es la más alejada de las tres, a unos 22 Km., limita con la provincia de Murcia por Moratalla; es la parte más elevada del término, encontrándose montes de hasta 1440 m.; existen árboles centenarios tales como sabinas, carrascas (encinas) y pinos que circundan el lugar en bellos bosques protegidos; en el paraje de Sorbas hay varios abrigos rocosos con pinturas rupestres levantinas, así como varios poblados y necrópolis de la Edad del Bronce, como el del cerro de Las Casicas.

 

La Abejuela, a unos 8 Km., limita con Férez, por el noreste; es una tranquila pedanía rodeada de bellos prados, donde un paseo reposado por sus calles nos descubrirá interesantes rincones. Se sabe que tuvo castillo, hoy integrado en la fisonomía urbana. La ermita de San Bartolomé, su patrón, es una construcción popular realizada hacia el S. XVII.

 

 

 

Desde tiempos inmemoriales, este asentamiento ha fascinado a todas las culturas que han pasado por él, desde el Paleolítico al Neolítico, más tarde romanos, árabes y cristianos. Todos han dejado huella en los variopintos parajes de su término municipal  formado por las aldeas de La Abejuela, la Dehesa de Iznar y la Sierra del Zacatín.

Pero la cultura que más ha influido en la fisonomía actual de Letur ha sido la musulmana: el trazado urbano es  de tradición árabe, ocupado y habitado posteriormente por los repobladores cristianos que vinieron tras la Reconquista, ambas culturas convivieron hasta bien entrado el siglo XVI, como se pone de manifiesto en los lugares y rincones del pueblo donde se conservan hornacinas con algunas imágenes religiosas (Santiago Apóstol, Virgen del Pilar)  ubicadas en los barrios cristianos. Letur es una villa mudéjar: los mudéjares eran los árabes que  vivían en territorio cristiano, y dejaron su impronta y recuerdo en arcos y artesonados, alcantarillado, sistemas de regadío como acequias, balsas de riego, hormas...

 

Es uno de los mejores conjuntos islámicos  conservados de la provincia de Albacete, por eso en 1983, fue declarado Conjunto Histórico Artístico.

 

 De calles tortuosas y estrechas,  con adarves, cuestas,  portales con sus arcos de piedra que dan acceso a las viviendas,  callejones, huertos, acequias, peñascos y fuentes, y charcos de agua, como la piscina natural de Las Canales, miradores, como el de La Molatica. Todo Letur es un conjunto arquitectónico realizado en tapial, a base de tierra, agua y cal, junto con piedra, madera y caña, con grandes muros blancos de escasa decoración, arremolinado en torno a la plaza, que es la parte más alta de la villa. Las calles están adornadas con una rejería característica de herreros autóctonos, y puertas de madera peculiares, que nos indican que hubo una importante artesanía de la madera, identificando hoy en día,  los talleres que dieron lugar a estas bellas creaciones, siendo  algunos de sus herederos, seguidores de la tradición.

 

 

* “… Esta villa, que al presente se dice Letur, no saben ni han oído decir que otro nombre haya tenido después que se pobló de cristianos. No sabemos la causa del por qué se llama Letur, si no es  por ser  pueblo fresco y deleytable, alegre y de mucha  agua y frescuras, de yedras y vidarras y zarzas y otros munchos que no son de fruto…”

 

Relaciones Topográficas de Felipe II, año de 1578